18 LA LEY DEL ÉXITO

El éxito suele llevar a la arrogancia y la arrogancia al fracaso.  El ego es el enemigo del éxito en marketing. Objetividad es lo que hace falta. Cuando la gente triunfa tiende a ser menos objetiva. Con frecuencia sustituye su propio juicio por aquello que el mercado quiere. Donald Trump y Robert Maxwell son dos ejemplos de personas cegadas pro su propio éxito y nada humildes. cuando usted esta ciego, es realmente difícil centrar la visión.

La estrategia del Sr. Trump era utilizar su nombre en todo, cometiendo así el pecado mortal de la extensión de linea. (La negación va de la mano con un gran ego. Cuando no reunimos por primera vez, sus comentarios iniciales fueron sobre como la gente le acusaba de tener un ego grande. Esto, decía, era falso, el no tenia un ego grande. Mientras tanto, era difícil dejar de observar una enorme "T" de metal de un metro de altura, al lado de su mesa Vaya sermón.).


El éxito es con frecuencia el elemento fatal detrás de una imprudente extensión de linea. Cuando una marca tiene éxito, la empresa supone que el nombre es la razón principal del éxito. Por tanto, busca rápidamente otros productos para encasquetar les el nombre.

Realmente es lo contrario. El nombre no hace famosa a la marca (si bien un mal nombre puede mantenerla alejada de la fama). La marca se hará famosa si ha hecho los movimientos de marketing correctos. En otras palabras, los pasos que de, deben ser acordes a las leyes fundamentales del marketing.

Tiene que haber llegado primero a la mente. Concentrado el enfoque. Haberse apoderado del atributo mas poderoso.

Su éxito infla su ego de tal manera que le haga poner su famoso nombre en otros productos. Resultados: rápido éxito y fracaso a largo plazo, como fue el fracaso de Donald Trump.

Entre mas cosas identifique con su nombre de marca o corporativo, mas caerá en la trampa de extensión de linea. "No pude ser el nombre", pensara cuando las cosas vayan mal. "Tenemos un gran nombre". El preludio de la ruina es el orgullo, el preludio de la caída el espíritu altanero.

Tom Monaghan de "Domino's Pizza" es de los pocos ejecutivos que ha reconocido como el ego puede llevar por mal camino. "Empiezas pensando que lo puedes hacer todo. Hace años yo era así. Me dedique a las pizzas congeladas durante un tiempo y fue un desastre. Si no hubiera perdido el tiempo con esas pizzas congelas durante casi un año, intentando venderlas en bares y restaurantes, probablemente Domino's tendría muchos mas establecimientos ahora.

Realmente, el ego puede ser útil. Puede ser una fuerza eficaz para construir un negocio. Lo que duele es meter su ego en el proceso de marketing. Los mercadólogos brillantes tienen la capacidad de pensar como piensa el cliente potencial. Se ponen en los zapatos de su clientes. No imponen su propia visión del mundo en cada situación. (Tenga presente que el mundo es todo percepción y lo único que cuenta en el marketing es la percepción del cliente.)

Con la llega del éxito, compañías como General Motors, Sears Roebuck e IBM se volvieron arrogantes, pensaban que podían hacer lo que se les antojaba en el mercado. El éxito lleva al fracaso.

Mientras mas grande la compañía, mas probable que el máximo ejecutivo no este en contacto con el frente de la batalla. Este puede ser el factor mas importante que limite el crecimiento de la empresa. Todos los demás factores favorecen al mas grande. El marketing es una guerra y el primer principio de la guerra es el principio de la fuerza. El ejercito mas grande o la empresa mas grande tienen ventaja.

Sin embargo, la compañía mayor pierde parte de esa ventaja si no puede concentrarse en la batalla del marketing que tiene lugar en la mente del consumidor.

Según una encuesta reciente, el director promedio dedica 18 horas a la semana a "actividades externas". La siguiente forma de perder el tiempo son las reuniones internas. El director promedio dedica 17 horas a la semana a reuniones corporativas y 6 horas el ejecutivo máximo por lo regular trabaja 61 horas a la semana, de quedan solo 20 horas para lo demás, incluyendo la administración de la empresa y bajar al frente de batalla. No es de sorprender por tanto que el máximo ejecutivo delegue la función de marketing. Es un error.

El marketing es demasiado importante para entregárselo a un ayudante subordinado. (El vicepresidente de los Estados Unidos es quien asiste a los funerales oficiales, no el presidente.)